de pequeña, me enseñaron, que antes de cruzar una puerta, siempre hay que llamar,
es muy posible que no nos esten esperando y que nuestras visita sea un incordio, si aun asi decides entrar,
luego no te quejes del trato. pues a nadie le gusta que le invadan en la intimidad.
nunca me han gustado las sorpresas,
ni las de los huevos kinder, no me gusta ya ni el chocolate,
pues el chocolate no siempre es dulce...
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